Declaración por la Humanidad y contra el Imperialismo
Ciudad Juárez es conocida por sus brutales
crímenes contra la mujer. En la última década y media, alrededor de 500 mujeres
jóvenes han desaparecido en dicha ciudad; entre estos casos 370 son homicidios
registrados que presentan un patrón donde se tortura, mutila, viola, quema y/o
estrangula a la víctima. La mayoría de las mujeres asesinadas eran morenas,
delgadas, con cabello largo. Muchas de ellas trabajaban en maquiladoras.
Los llamados “talleres del hambre” de las
maquiladoras proliferan en Ciudad Juárez donde el gobierno mexicano brinda
todas las ventajas fiscales y laborales a los grandes inversionistas para
atraer más capitales extranjeros, los cuales condenan a cientos de miles de
obreros y obreras a vivir en la más absoluta miseria. Desafortunadamente lo que
ocurre ahí no es singular. La explotación y el homicidio de mujeres jóvenes y
pobres, con rastros de violación sexual, se multiplican en las zonas
maquiladoras del norte del país, así como en Argentina, el sur de España y
Guatemala, entre otros. La impunidad es norma y las respuestas oficiales van de
la ineficacia a los indicios de complicidad.
En Ciudad Juárez, más de 300 maquiladoras,
propiedad del imperialismo estadounidense, emplean a más de 200 mil obreros, en
su mayoría mujeres. El trabajo en las maquiladoras se caracteriza por ser
mecánico y repetitivo. Lo que importa es ser joven y de preferencia mujer, así
como tener ‘dedos ágiles’ para la costura y las operaciones de montaje minucioso,
además de tener mucha necesidad para estar dispuesta a soportar lo peor. Esas
son algunas de las características de la joven clase obrera de Ciudad Juárez,
la cual, habiendo emigrado de varios estados del país o incluso desde
Centroamérica, gana una miseria en una empresa extranjera que produce ganancias
exorbitantes para los dueños, y vive con sus familias en cuartos de lámina con
piso de tierra, sin luz ni redes de agua y drenaje, teniendo a veces que
desplazarse hasta dos horas a pie a su trabajo, porque ni siquiera hay caminos
pavimentados entre las áreas donde vive y las avenidas que sirven para los
tráileres que llevan las materias primas a las fábricas.
Las mujeres son un sector social doblemente
oprimido porque son esclavas de los esclavos. Pero en algunos lugares, como
Ciudad Juárez, los niveles de opresión y de violencia contra la mujer han
llegado ya al asesinato. Sin embargo hay quienes consideran que las jóvenes
asesinadas en Ciudad Juárez son culpables de lo que les pasa, como Francisco Barrio,
ex gobernador de Chihuahua, excoordinador de la bancada del PAN en la cámara de
diputados, y actual precandidato a la Presidencia de la República. Durante su mandato
en Chihuahua, los crímenes se multiplicaron, pero él dijo que las matanzas
ocurrían porque las muchachas se movían en ciertos lugares y frecuentaban a
cierto tipo de gentes.
Nosotros sabemos que una parte clave del
dominio capitalista es la subyugación de la mujer; la violencia contra la mujer
es inherentemente parte del capitalismo. Además en nuestro país, como en muchos
otros el machismo reina, y la ideología patriarcal, propagada por la clase
dominante mediante las instituciones gubernamentales, los medios y la religión,
sirve para justificar la subyugación real de la mujer. La iglesia inculca el
papel sumiso de la mujer; no existe el derecho democrático al aborto; la
violencia contra las mujeres se da en seis de cada diez hogares.
La solución no recae en solicitar más policías
o, inclusive, la presencia del ejército, porque es precisamente a los policías
y a los criminales que las mujeres de Juárez temen, no sólo por los asesinatos,
sino también por el papel que desempeñan en oposición a la organización de las
obreras en las maquiladoras.
Es necesario organizarnos y luchar para detener
esta ola de terror, violencia y explotación contra la mujer y contra todo ser
humano. La explotación del hombre por el hombre, sustentada en la existencia de
la propiedad privada de los medios de producción, debe ser eliminada. Por ello
el día de hoy los integrantes del Comité de Enlace Latinoamericano y Caribeño
nos solidarizamos plenamente con los reclamos de justicia de los familiares de
las víctimas y nos unimos al intento de encontrar a las desaparecidas, así como
a no dejar que sean olvidadas.
“Por la Humanidad y Contra el Imperialismo”
Comité de Enlace Latinoamericano y Caribeño”
Cuautitlán Izcalli, Estado de México a 5 de
marzo de 2005
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