sábado, 16 de enero de 2016

Declaración “Por la diversidad cultural y el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas”

Declaración “Por la diversidad cultural y el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas”


La globalización neoliberal, al igual que la guerra contra el terrorismo, es el nuevo nombre que el imperialismo capitalista ha utilizado para dominar y someter a los pueblos del mundo y poder apropiarse así de sus recursos naturales, su fuerza de trabajo y sus mercados, profundizando con ello las diferencias que existen entre una minoría muy rica y una inmensa mayoría de pobres, entre los cuales se encuentran los pueblos indígenas, los campesinos, los obreros, los desocupados, los desposeídos, los sin tierra, los sin techo, los excluidos, los diferentes, los otros.

Desde la invasión y la invención de América, los diferentes pueblos originarios de América Latina y el Caribe han sido aniquilados, y en el mejor de los casos, empujados a los lugares más inhóspitos del continente al ser despojados de manera violenta de sus territorios originales, primero por los colonizadores europeos, después por los gobiernos nacionales y actualmente por las grandes transnacionales, como Monsanto, Novartis, Aventis, entre otras, que quieren apropiarse de sus conocimientos tradicionales, así como de la biodiversidad y los recursos naturales que se encuentran en sus territorios.

De esta manera, la globalización imperial constituye un proceso sumamente violento para la mayoría de la población, porque promueve un desarrollo insostenible y despiadado que genera exclusión social, destrucción ambiental y la aniquilación de una gran parte de la humanidad que ha sido considerada como un peligro para el sistema de dominación imperante por ser distinta, por ser diferente, por ser otra, por tener otra cultura, otra religión, otras costumbres, otros valores, otro idioma, por formar parte de otros sistemas, por pertenecer a otros mundos dentro de este mundo.

Lo único que se ha globalizado para la mayoría de la población es la pobreza, el desempleo, el hambre, el desamor y la vulneración de sus derechos individuales y colectivos, acompañada de la represión, el encarcelamiento, el asesinato y la desaparición de los que han intentado cambiar dicha situación.

Frente a la presión, la protesta y el reclamo de los legítimos derechos de los pueblos oprimidos, los gobiernos nacionales han utilizado la fuerza como contestación; han empleando cada vez mas la represión violenta, la criminalización, la paramilitarización, la ocupación militar, la migración forzada; la división, la confrontación y el enfrentamiento armado entre comunidades, para imponer su política excluyente, racista y opresiva.

Para seguir los lineamientos de instituciones internacionales como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial de Comercio (OMC), entre otras, los gobiernos nacionales están modificando sus legislaciones para eliminar el derecho colectivo de los pueblos indígenas a la tierra, permitiendo así su privatización. La modificación del artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es una muestra de dicha situación.

Para reforzar la sensación de que no se puede hacer nada en contra del sistema imperialista, los medios de comunicación se han encargado de formar una mentalidad sumisa, de promover el miedo a salir del sistema, así como la falta de confianza en el cambio, la pasividad y la indiferencia respecto a los problemas propios y ajenos, la falta de sensibilidad ante las injusticias y desigualdades, para justificar el orden actual y sus perversidades.

Sin embargo, el sistema de dominación imperante ha sido creado por personas y por personas deberá ser desmantelado. El futuro lo construyen y lo construirán los pueblos, y de ellos dependerá la caída de toda esta estructura asesina que los oprime.

Los integrantes del Comité de Enlace Latinoamericano y Caribeño (CELC) consideramos que la diversidad cultural, la autonomía y la autodeterminación de nuestros pueblos es una forma de alcanzar la verdadera independencia, la soberanía, la democracia, la libertad, la justicia, la paz, la igualdad y la unidad de los diversos pueblos oprimidos que existen en América Latina, el Caribe y el mundo entero, sean éstos indígenas o no indígenas, para derrotar al capital imperialista.

Los pueblos indígenas nos han demostrado que no necesitan el reconocimiento legal para crear los espacios autonómicos que les permitan ejercer su libre determinación, tal como lo vemos hoy en día en Chiapas con los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno. Las instituciones políticas, económicas, sociales y culturales que los diferentes pueblos indígenas han creado son parte de la herencia de nuestros antepasados y podrán ser la base para la construcción de nuestro futuro y por ello deben ser reconocidas constitucionalmente.

En ese sentido, los integrantes del CELC nos sumaremos a la lucha por el reconocimiento de los derechos y cultura indígena, así como por la libertad incondicional de aquellos indígenas que han sido detenidos injustamente por la defensa de la tierra y el ejercicio de la autonomía. También nos declaramos por la reparación del daño moral ocasionado a los pueblos y nacionalidades indígenas por los asesinatos perpetrados en contra de sus habitantes. De manera particular condenamos la represión, así como las constantes amenazas y hostigamientos en contra de los integrantes del Consejo Popular Indígena de Oaxaca – Ricardo Flores Magón (CIPO-RFM) perpetrados por el gobierno del estado.

Los integrantes del CELC hacemos un llamado a todos aquellos hombres y mujeres que estén dispuestos a participar decididamente en este esfuerzo para unificar a los diferentes pueblos de América Latina y el Caribe, a que se integren a nuestro colectivo.


¡Por la Unidad y la Soberanía de Nuestra América!


Comité de Enlace Latinoamericano y Caribeño



Cuautitlán, México, a 16 de octubre del 2004



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